
Higiene corporal y facial
La piel puede considerarse una barrera activa que separa el interior del organismo del medio ambiente, que ejerce de amortiguador frente a agresiones mecánicas, impide la penetración de radiaciones y sustancias nocivas y evita la pérdida de calor, agua y líquidos. tiene una estructura compleja que está sometida a un proceso de renovación continuo debido a la multiplicación y desarrollo de las células basales. Lleva a cabo, además, una serie de funciones básicas, como la respiración y la secreción de sudor (que ejerce un efecto termorregulador y permite eliminar toxinas) y de lípidos emulsionados con el sudor, que ayudan en la formación del manto hidrolipídico dérmico que recubre y protege la piel.
cuando la higiene corporal no es la adecuada, se produce un incremento de la microbiota saprofita cutánea, capaz de degradar las moléculas grasas y generar sustancias malolientes. además la producción de sebo de la piel ayuda a retener los componentes no acuosos de la dermis y de cualquier material exógeno que alcance la piel del organismo, como son humos y el polvo, presentes en gran cantidad en las grandes ciudades.
La higiene facial y corporal está encaminada a eliminar todo tipo de suciedad respetando la fisiología de la piel y sus funciones.
Higiene facial
El rostro, además de ser espejo del alma y la principal tarjeta de presentación, es probablemente una de las partes del cuerpo que mejor refleja las inclemencias del tiempo. Normalmente llevamos la cara descubierta, independientemente de la estación del año, con lo que, a lo largo del día, sobre la piel del rostro se va acumulando suciedad que tapa los poros y constituye un sustrato idóneo para facilitar el desarrollo de una gran cantidad de microorganismos que obstaculizan el normal funcionamiento de la fisiología cutánea, de modo que se pueden originar fenómenos patológicos de diversa índole.
El carácter eminentemente lipofílico (sin obviar que también contiene componentes hidrosolubles e insolubles) de la suciedad que se acumula en la piel de la cara hace que exista una compleja interacción entre ésta y el soporte cutáneo de carácter aniónico. Por tanto, el uso exclusivo de agua como agente limpiador no es suficiente para revertir esta situación, si bien ayuda a eliminar de manera eficaz algunos tipos de suciedad facial (sudor, productos hidrosolubles, células córneas descamadas). Es necesario, por tanto, recurrir a la ayuda extra de los cosméticos para eliminar sustancias de naturaleza oleosa depositadas sobre la superficie de la piel (sebo, pigmentos, restos de maquillaje), de modo que se pueda mantener la piel del rostro libre de cualquier mácula.
Tipos de piel
Para elegir el cosmético que mejor se adapte a las necesidades de cada persona, es fundamental conocer qué tipo de piel se tiene, sus características y su aspecto físico. La clasificación clásica de la piel en cosmética es la siguiente:
- Piel normal o eudérmica. No presenta alteraciones, tiene un brillo moderado y un aspecto firme, muy suave al tacto, es aterciopelada y elástica. Sus poros son pequeños, esta bien irrigada y su coloración es uniforme. En ella la grasa y la humedad están equilibradas. Su limpieza se basa en el uso de un cosmético limpiador (crema/emulsión limpiadora) junto con un tónico. Soporta bien los jabones.
- Piel seca. tiene menos cantidad de lípidos que la piel normal, por lo que está más desprotegida frente a agentes externos y el agua interna se evapora con más facilidad. Su aspecto es ligeramente mate, con ligero eritema. Es muy fina, pero su tacto es áspero. Es sensible al frío y al contacto con el agua y soporta los limpiadores con dificultad, por lo que su limpieza debe hacerse una vez al día con una crema/emulsión limpiadora con pH ácido.
- una característica de los limpiadores para pieles secas es que deben contener un alto porcentaje de grasa. Es aconsejable que en su formulación contengan activos hidratantes y calmantes. tras su uso se recomienda tonificar la piel con lociones calmantes y aplicar una crema con factores naturales de hidratación o humectantes.
- Piel grasa. Brilla mucho por el exceso de grasa (especialmente en la región mediofacial: nariz, frente y mentón), sus poros están dilatados, su textura es gruesa e irregular y, en ocasiones, se pueden observar cicatrices acnéicas. Soporta sin problemas los cambios en las condiciones atmosféricas.
- Es fundamental limpiar este tipo de piel dos veces al día. además tolera perfectamente los jabones y las emulsiones limpiadoras, que deben ser bajos en grasa y con una elevada detergencia. Su tonificación se debe realizar con lociones astringentes suaves y aplicar a continuación cremas con sustancias azufradas y con un pH ácido.
- Piel mixta. Es una piel intermedia entre la piel normal y la piel grasa. Presenta zonas de piel normal, o incluso seca en las mejillas, y zonas de piel grasa en la región mediofacial, la conocida «zona t».
Cosméticos para la limpieza facial
Los productos destinados a la limpieza del rostro deben ser afines con la fisiología de la piel a tratar, tener un rango de pH de 4,5-8, no mostrar efectos irritantes ni sensibilizantes y poseer una capacidad de detergencia que respete al máximo los lípidos cutáneos; además, se deben eliminar con facilidad y tener un buen poder de arrastre.
El cosmético limpiador puede actuar de distintas formas: emulsionando las partículas por sus activos detergentes, disolviendo la suciedad con los aceites que lo componen o eliminando por arrastre las sustancias acumuladas en la piel.
Jabones y syndets
Después del agua, el jabón es sin duda el producto de higiene más tradicional. Químicamente se trata de sales que resultan de la interacción entre ácidos grasos superiores o sus glicéridos y bases orgánicas o inorgánicas. tienen gran poder como limpiadores, aunque con ciertos inconvenientes:
- desplazan el pH cutáneo, débilmente ácido, hacia la alcalinidad, lo que los hace agresivos y mal tolerados para cualquier tipo de piel.
- Forman compuestos insolubles con sales divalentes (calcio y magnesio) contenidas en las aguas duras, que precipitan en la piel y obstruyen los conductos secretores de las glándulas y los poros.
- irritan los folículos, causando la típica aspereza cutánea y favoreciendo la penetración de materias extrañas, al producir una hinchazón de la piel.
Por todo ello, el uso de este tipo de productos sólo es aconsejable para la limpieza de pieles grasas o normales con tendencia grasa, puesto que su gran eficacia limpiadora elimina, además de la suciedad, las secreciones de las glándulas sebáceas y restos de maquillaje junto con parte de la capa hidrolipídica natural de la piel.
Las pieles grasas, a causa de la fuerte actividad de sus glándulas sebáceas, son capaces de restablecer en un período de tiempo de 1-4 h la continuidad del manto hidrolipídico, por lo que una excesiva deslipidificación a la hora de realizar la limpieza facial no supone un grave problema. Sin embargo, las pieles normales y secas necesitan más tiempo para reparar las agresiones de la capa protectora cutánea y al contacto con el jabón se mostrarán enrojecidas, secas y presentarán descamación en las capas más externas.
como alternativa a esta gama de productos, y buscando una mayor dermocompatibilidad con pieles normales y secas, aparecieron los syndets (synthetic detergents). Este tipo de preparados cosméticos no pueden considerarse jabones en el sentido químico, pero presentan el mismo poder detergente que éstos y se emplean de la misma manera. también tienen propiedades espumantes, emulsionantes, dispersivas y humectantes, y en solución presentan un pH de 5,5, que es el fisiológico de la piel. Por su suavidad resultan idóneos para proceder a la limpieza diaria del rostro.
Emulsiones
Este tipo de preparados goza de gran aceptación para realizar la limpieza facial, ya que son fácilmente tolerados por todo tipo de pieles. Se trata de un sistema disperso de dos líquidos poco o nada miscibles. una de sus principales ventajas radica en el hecho de que permiten eliminar las sustancias lipófilas y las hidrófilas, por estar formadas por dos fases, una acuosa y otra grasa. además en su formulación contienen tensioactivos que actúan como detergentes.
Se puede distinguir entre dos tipos de emulsiones:
- Emulsiones A/o (coldcream) de fase externa oleosa. Contienen un alto porcentaje de grasa, el agua de la fase interna se evapora produciendo una sensación de frescor mientras que las grasas de la fase externa actúan disolviendo la grasa cutánea. uno de sus inconvenientes es que pueden resultar difíciles de eliminar.
- Emulsiones o/A (evanescentes). En la actualidad se tiende a formular más este tipo de emulsiones de fase externa acuosa. Su fase oleosa, que constituye el 20-30% de la emulsión, suele estar formada por ácido esteárico y aceites vegetales y minerales, mientras que su fase acuosa está formada por trietanolamina y humectantes. El emulgente se forma in situ al mezclarse el ácido esteárico con la trietanolamina. Se eliminan con facilidad sin dejar residuos.
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